Señor Jesús, que en san Juan María Vianney
quisiste donar a tu Iglesia
una conmovedora imagen de tu caridad pastoral,
haz que, en su compañía y sustentados por su
ejemplo,
vivamos en plenitud este Año Sacerdotal.
Haz que, permaneciendo como Él delante de la
Eucaristía,
podamos aprender cuán sencilla y cotidiana es tu
palabra que nos enseña;
tierno el amor con el que acoges a los pecadores
arrepentidos;
consolador el abandono confiado a tu Madre
Inmaculada.
Haz, oh Señor, que, por intercesión del Santo Cura
de Ars,
las familias cristianas se conviertan en “pequeñas
iglesias”,
donde todas las vocaciones y todos los carismas,
donados por tu Espíritu Santo,
puedan ser acogidos y valorizados.
Concédenos, Señor Jesús, poder repetir con el
mismo ardor del Santo Cura de Ars
las palabras con las que él solía dirigirse a Ti:
«Te amo, oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote que vivir un instante
sin amarte.
Te amo, Señor, y la única gracia que te pido es la
de amarte eternamente.
Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada
instante que te amo,
quiero que mi corazón lo repita cada vez que
respiro.
Te amo, oh mi Dios Salvador,
porque has sido crucificado por mí,
y me tienes aquí crucificado contigo.
Dios mío, dame la gracia de morir amándote
y sabiendo que te amo».
Amén. |