2ª LECTURA
De las homilías de san
Juan Crisóstomo, obispo, sobre el Evangelio de san Marcos
Partícipes de la Pasión de Cristo

Los hijos de Zebedeo apremian a Cristo,
diciéndole: Ordena que se siente uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. ¿Qué
les responde el Señor? Para hacerles ver que lo que piden no tiene nada de
espiritual y que, si hubieran sabido lo que pedían, nunca se hubieran atrevido a
hacerlo, les dice: No sabéis lo que pedís, es decir: «No sabéis cuán grande,
cuán admirable, cuán superior a los mismos coros celestiales es esto que pedís».
Luego añade: ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros
con el bautismo con que yo me voy a bautizar? Es como si les dijera: «Vosotros
me habláis de honores y de coronas, pero yo os hablo de luchas y fatigas. Éste
no es tiempo de premios, ni es ahora cuando se ha de manifestar mi gloria; la
vida presente es tiempo de muertes, de guerra y de peligros».
Pero fijémonos cómo la manera de interrogar del
Señor equivale a una exhortación y a un aliciente. No dice: «¿Podéis soportar la
muerte? ¿Sois capaces de derramar vuestra sangre?», sino que sus palabras son:
¿Sois capaces de beber el cáliz? Y, para animarlos a ello, añade: Que yo he de
beber; de este modo, la consideración de que se trata del mismo cáliz que ha de
beber el Señor había de estimularlos a una respuesta más generosa. Y a su pasión
le da el nombre de «bautismo», para significar, con ello, que sus sufrimientos
habían de ser causa de una gran purificación para todo el mundo. Ellos
responden: Lo somos. El fervor de su espíritu les hace dar esta respuesta
espontánea, sin saber bien lo que prometen, pero con la esperanza de que de este
modo alcanzarán lo que desean.
¿Qué les dice entonces el Señor? El cáliz que yo
voy a beber lo beberéis, y os bautizarán con el bautismo con que yo me voy a
bautizar. Grandes son los bienes que les anuncia, esto es: «Seréis dignos del
martirio y sufriréis lo mismo que yo, vuestra vida acabará con una muerte
violenta, y así seréis partícipes de mi pasión. Pero el sentarse a mi derecha o
a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo
tiene reservado mi Padre». Después que ha levantado sus ánimos y ha provocado su
magnanimidad, después que los ha hecho capaces de superar el sufrimiento,
entonces es cuando corrige su petición.
Los otros diez se indignaron contra los dos
hermanos. Ya veis cuán imperfectos eran todos, tanto aquellos que pretendían una
precedencia sobre los otros diez, como también los otros diez que envidiaban a
sus dos colegas. Pero -como ya dije en otro lugar- si nos fijamos en su conducta
posterior, observamos que están ya libres de esta clase de aspiraciones. El
mismo Juan, uno de los protagonistas de este episodio, cede siempre el primer
lugar a Pedro, tanto en la realización como en la realización de los milagros,
como leemos en los Hechos de los apóstoles. En cuanto a Santiago, no vivió por
mucho tiempo; ya desde el principio se dejó llevar de su gran vehemencia y,
dejando a un lado toda aspiración humana, obtuvo bien pronto la gloria inefable
del martirio.
Breve silencio sagrado
Responsorio
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Salmista:
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Éste fue, entre los apóstoles, el primero que
fecundó la Iglesia con su sangre. |
Todos:
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Su sepulcro, venerado en Galicia, ilumina al
mundo entero. |
Salmista:
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Astro brillante de España, apóstol Santiago,
intercede por nosotros al Señor. |
Todos:
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Su sepulcro, venerado en Galicia, ilumina al
mundo entero. |
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